Peter van Walsum, el enviado especial del secretario general de la ONU, así lo señaló al término del encuentro en el que, además de Marruecos y el Polisario, participaron los países vecinos de Argelia y Mauritania, pero sin capacidad para intervenir en el diálogo directo.
El objetivo de las reuniones en Manhasset, que se celebran por segunda vez en menos de tres meses y después de que en siete años no hubiera habido conversaciones entre las partes, es buscar una solución negociada sobre el Sáhara Occidental, colonia española hasta 1975.
Marruecos ha presentado una iniciativa de autonomía limitada y bajo su soberanía para el territorio del Sáhara Occidental, mientras que el Polisario reclama un referéndum mediante el que los saharauis puedan decidir entre autonomía o independencia.
La propuesta de la ONU para que Marruecos y el Frente Polisario traten sobre medidas que aumentarían la confianza entre las partes en las negociaciones de paz del Sahara Occidental fue saludada, el domingo 12 de Agosto, por el movimiento independentista como un elemento positivo que podría ayudar a lograr una solución. El responsable del Polisario Mohamed Beisat reconoció que «durante muchos, muchos años se ha creado una gran desconfianza entre saharauis y marroquíes. Las medidas que mejoren la confianza pueden ser un remedio para eso». En particular, medidas que facilitasen las visitas familiares o acciones coordinadas sobre las minas terrestres incrementarían una cooperación que pudiese poner fin al conflicto territorial.
El objetivo de las conversaciones es decidir si el territorio debe ser una autonomía integrada en Marruecos - que ya se lo anexionó en 1975, al retirarse las tropas españolas - o debería celebrarse un referéndum de autodeterminación, como pretende el Polisario.
En este territorio de la costa noroeste de África viven unas 260.000 personas, a las que hay que sumar los refugiados saharauis que viven en campo en la vecina Argelia, y tiene lucrativos depósitos de fosfatos, ricos bancos de pesca y se cree que podría incluso tener petróleo.
Ningún país reconoce el control marroquí, pero el Consejo de Seguridad de la ONU está dividido, con algunos países no alineados apoyando al Polisario y Francia y Estados Unidos inclinándose por Marruecos, un país cuya estabilidad consideran vital.