Esta decisión fue aceptada en un contexto particular, porque siguen negociaciones difíciles entre los cinco países que participaban en las conversaciones (EEUU, Rusia, China, Corea del Sur y Japón) y la Corea del Norte sobre su programa nuclear. En un primer tiempo, el septiembre pasado, Pyongyang amenazó de reactivar sus actividades nucleares, especialmente el reactor de Yongbyon que es capaz de producir el plutonio militar. Anunció en el mismo tiempo que no deseaba estar sacado de la lista de países que apoyan el terrorismo y que no esperaba ninguna decisión de Washington en esta dirección.
¿Entonces por que la situación cambió?
Una de las principales explicaciones es la mala salud del dirigente Kim Jong-il. Por la Corea del Sur, puede ser la mayor razón del cambio en la posición de Pyongyang. Ahora, ninguna información concreta permite de afirmar que el líder todavía vive. La Corea del Norte conoce dificultades económicas y también una inestabilidad del régimen. Entonces, parece ceder a las exigencias internacionales renunciando a su política nuclear. El chantaje que este país practica de sacar dinero por más energía, ya no es un lujo que puede permitirse de perseguir.
La segunda explicación es que la proliferación en el mundo está a lo mejor. Irán no parece flaquear en su determinación de continuar su programa nuclear. Tendría la capacidad de producir 2,5 kilos uranio enriquecido por día. Algunos países como Turquía, Egipto, Árabe Saudita, Brasil piensan a empezar un programa nuclear. Pakistán que tiene el arma atómica está en una situación política muy inestable con la presencia de islamistas radicales. Por fin, India ya no está más criticada por los EEUU, la Francia y Rusia. Fue aceptada en el club de las naciones “dotadas”.
Este acuerdo entre la Corea del Norte y Washington llega en un momento propicio porque muestra que la determinación de los EEUU puede abrir sobre una acción concreta contra la proliferación nuclear. El mensaje es claro: la proliferación no es una opción y tenemos la capacidad de pararla. Si Pyongyang renunciaba a su programa definitivamente, seria por la diplomacia estadounidense una grande victoria y una advertencia a los futuros países potencialmente interesados por el arma atómica.
Pero, no hay que alegrarse porque la iniciativa norte americana tiene que pasar algunas barreras antes de entrar en vigor. La primera es la resistencia del grupo de los países (Corea del Sur, Rusia, Japón, China) que participaban a las negociaciones por la desnuclearización de la Corea del Norte. El mas descontento es el Japón que estima insuficiente las concesiones de Pyongyang concerniente su implicación en la desaparición de japoneses durante los años 1970-80. La segunda barrera es la resistencia interna en los EEUU del Congreso donde el ala republicana más conservadora puede, según el periódico El Mundo, “opinar que se cede mucho a Pyongyang a cambio de poco”.