Estados Unidos, que tiene 28.000 soldados en el Sur, dio todo su apoyo a Seúl y dijo que está trabajando duro para evitar que la situación se descontrole. Con la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, en Pekín, Washington presionó al único aliado importante de Corea del Norte para que controle al reclusivo Estado.
Las declaraciones cada vez más encendidas a lo largo de la fuertemente defendida frontera de la Guerra Fría están poniendo nerviosos a los inversores y afectando las relaciones económicas en una región económicamente poderosa.
Pocos analistas creen que alguna de las dos Coreas vaya a la guerra. El Ejército del Norte está muy lejos del nivel del surcoreano y del estadounidense, mucho más avanzados tecnológicamente. Para el Sur, el conflicto espantaría a los inversores.
La tensión sigue a las conclusiones de una comisión internacional que acusó a Corea del Norte de torpedear la corbeta Cheonan en marzo, dejando a 46 marineros muertos en uno de los enfrentamientos más letales entre ambos bandos desde la guerra de Corea de 1950 a 1953.
“Insto solemnemente a las autoridades de Corea del Norte (...) a disculparse inmediatamente ante la República de Corea (Corea del Sur) y la comunidad internacional”, dijo el presidente Lee Myung-bak en un discurso televisado a todo el país.
Lee agregó que llevará el asunto al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que ya ha impuesto sanciones a Corea del Norte en el pasado, las cuales drenan la escasa energía de la arruinada economía norcoreana. Además, su Gobierno suspendió todo el comercio, inversiones y visitas a Corea del Norte.
La Casa Blanca mostró su apoyo a estas decisiones y pidió a Pyongyang que cese “su comportamiento beligerante y amenazante, y que pida disculpas por el ataque”. Clinton culpó al régimen norcoreano y dijo que Estados Unidos está trabajando duro para evitar una escalada de la situación “extremadamente precaria” en la península coreana, pero no quiso responder a una pregunta de si EEUU apoyaría más sanciones en la ONU. Es muy poco probable que contaran con el apoyo de China.
Una airada Corea del Norte amenazó con disparar al equipamiento que el Sur ha dicho que montaría para enviar mensajes contra las autoridades norcoreanas y que está preparada para adoptar medidas más duras si el Sur aumenta la tensión.
También emitió un comunicado en el que repite su posición de que tiene derecho a expandir su disuasión nuclear. “El objetivo de Corea del Norte es instar a la división y al conflicto”, sostuvo Lee, hablando desde el memorial de guerra en la capital, Seúl. “Ahora es tiempo de que el régimen de Corea del Norte cambie”, agregó.
En la medida que más puede alarmar a Pyongyang, su acomodado vecino dijo que tiene previsto reducir el número de trabajadores en un polígono industrial conjunto dentro de Corea del Norte, el único rastro importante de la relación económica entre ambos países e importante fuente de ingresos para el liderazgo norcoreano.
Gran parte de la atención diplomática estará sobre China, que este mes -para enfado de Seúl- recibió una inusual visita del líder norcoreano, Kim Jong-il, con aspecto enfermizo.
Hasta el momento, Pekín ha evitado culpar a Pyongyang, diciendo que hará su propia evaluación sobre por qué se hundió el buque. Según analistas, teme que cualquier acción pueda provocar el colapso de la ya debilitada Corea del Norte, extendiendo el caos hacia su territorio y quizás, en algo más preocupante, llevando a la entrada de soldados estadounidenses al norte de la península cerca de su frontera.
Un informe del Gobierno de Corea del Sur dijo que el comercio exterior del Norte afectado por las sanciones había caído un 10 por ciento y que podría disminuir aún más este año, obligándola a depender más aún de China.
Lee dijo que su país se reserva el derecho de defenderse si Pyongyang mantiene las agresiones. Corea del Norte dijo algo parecido la semana pasada cuando negó estar implicado en el hundimiento.
Quizás con cautela para no ir demasiado lejos en su condena contra el Norte, Lee no mencionó al líder norcoreano en su discurso, aunque muchos creen que autorizó -si no ordenó- el ataque contra el Cheonan.
Por su parte, el Secretario General de la ONU se sumó ayer a la condena del hundimiento de una corbeta surcoreana por Corea del Norte. En rueda de prensa, Ban Ki-moon sostuvo que las pruebas de la responsabilidad norcoreana presentadas por la investigación internacional del incidente son abrumadoras. “Semejante acto inaceptable por parte de la República Popular Democrática de Corea va en contra de los esfuerzos internacionales para promover la paz y estabilidad en la región”, declaró Ban.
Confió en que el Consejo de Seguridad se ocupará del tema, como solicitó el presidente surcoreano, y tomará medidas acordes a la gravedad de la situación.
Ban reconoció que como nacional de Corea del Sur, se siente personalmente alterado por el incidente. “Quiero ser muy justo. Quiero hacer mi trabajo de Secretario General de las Naciones Unidas. Personalmente he estado muy preocupado por lo sucedido”, dijo el líder de la ONU.
Agregó que dada la gravedad de la situación humanitaria en Corea del Norte, la ONU continuará su trabajo vital en ese país, sobre todo llevando asistencia a los niños.
Sources : Reuters/ONU