Al conocerse la noticia, cientos de santiaguinos se acercaron al Hospital Militar de Santiago donde Augusto Pinochet había sido internado hace una semana tras un infarto al corazón y un edema de pulmón, unos para llorar el general, otros, la gran mayoría, para celebrar la desaparición del hombre que provocó la muerte así como la tortura y el exilio de miles de opositores a su dictadura.
Después de haber consultado a sus ministros, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, decidió que el ex dictador será enterrado el 12 de diciembre sin funerales de Estado ni duelo nacional, pero con honores militares.