Los funcionarios señalaron, en una declaración, que respaldan la solicitud de prórroga por un año del mandato de la Minustah -anunciado por el secretario general de la ONU, Ban-Ki-moon, y solicitado por José Miguel Insulza-, que se votará en el Consejo de Seguridad en octubre próximo.
“Respaldamos la prolongación del mandato de la Minustah solicitada por el secretario general de la ONU, hasta que el gobierno democrático de Haití considere logrado el cumplimiento de los objetivos que la misión de estabilización se ha propuesto. De este modo, hacemos un llamado a los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a reafirmar la disposición de apoyo al proceso que encabeza el presidente René Préval y su gobierno en la búsqueda de establecer las condiciones de estabilidad que permitan el desarrollo social y económico del pueblo haitiano”, afirma parte del documento publicado por el ministerio de Defensa argentino.
En conferencia de prensa luego de la reunión, el ministro de Defensa de Chile, José Goñi, destacó que "es necesario ampliar y profundizar el trabajo en favor del desarrollo económico y social", y aclaró que "sólo un funcionamiento más justo de la sociedad, con menos desigualdades, permitirá el adecuado funcionamiento de la democracia en el país".
La Minustah es una fuerza de paz integrada por unos 7.000 cascos azules. Se instaló en Haití en 2004 para ayudar al cese de la violencia provocada luego del golpe de estado contra el entonces presidente Jean Bertrand Aristide, y generar las condiciones propicias para el desarrollo de la democracia. En este marco, el actual presidente René Préval fue elegido como primer mandatario en 2006.
Sin embargo, gran parte de la población de Haití ve a la Minustah como un ejército de ocupación más que como una misión de paz. Desde 2004 hasta el día de hoy se han sucedido decenas de marchas por parte de movimientos sociales, pidiendo el inmediato retiro de los cascos azules. La fuerza de paz ha sido acusada, en particular, de violaciones a los derechos humanos en reiteradas oportunidades. En su afán de acabar con la delincuencia y el crimen organizado, la Minustah ha incurrido en abusos en contra de los sectores más pobres del país.
Además del problema de la violencia, Haití cuenta con una situación de precariedad muy seria, con índices muy por arriba de la media de la región. Según el último censo, realizado el año pasado, la mitad de la población del país tiene menos de 20 años, el desempleo es del 33% y la tasa de presencia en la escuela es tan sólo del 49%. De la misma forma, se estima que la mortalidad materna en Haití es lejos la más alta en la región, con 523 muertes por 100.000 nacimientos vivos y que la expectativa de vida llega sólo 56 años en las mujeres y 53 años en los hombres. Estos indicadores colocan el país en la posición número 150 de 177 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, que mide variables sociales.